En la vida existen solo dos maneras de pensar, de forma positiva o
negativa. Es común que cuando se va tarde a un compromiso, solemos pensar “ya
no voy a llegar” y es normal, pues si de algo estamos todos seguros es que no
podemos retroceder el tiempo, perdimos la oportunidad de llegar temprano, en
definitiva, no hay nada por hacer, y lo más común es dar la media vuelta y
retornar. Sin embargo, eso tiene un nombre, eso es rendirse y la verdad no
tiene, sentido, pues nuestra esencia es mayor a cualquier circunstancia que la
vida nos proponga, y solo por un hecho, que somos seres perfectibles.
De manera muy particular,
para mí la vida es apostar y saber de estadística, pues a pesar de que vayas
tarde, nada pierdes con esforzarte más y hacer el propósito de llegar a tiempo,
o simplemente dar la cara siempre será mejor a dejar a un lado todo objetivo,
quizás caigamos en el ridículo, por llegar tarde, por no lograr una meta a la primera,
pero esto siempre será mejor que rendirse. Y a pesar de todo siempre somos
buenas personas, podemos burlarnos, denigrar, pero al final aceptamos, porque en
nuestro interior vive el mayor ingrediente de nuestro ser, esto es, el deseo de paz consigo
mismo y con los demás. Por lo tanto, no es ningún riesgo retornar y luchar por nuestros
ideales, no perdemos nada, al contrario, ganamos conocimiento, existe la
probabilidad de perder, por supuesto que sí, pero también existe la oportunidad
de ganar y esa incrementa según el entusiasmo que pongamos en la obra,
¿inaceptable mi idea? Posiblemente, pero prefiero luchar y rendirme jamás.
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