martes, 21 de junio de 2011

¿YO INMORTAL?

Un toque de inmortalidad
            Desde que el universo fue credo y junto con él: el hombre y cuando éste último se enfrenta al universo con sus múltiples misterios, entre ellos: el misterio de la vida y de la muerte, se encarnó en él; el deseo exagerado de inmortalidad, un deseo natural y común entre los hombres y los pueblos del mundo.

      Mucho se ha hablado, escrito sobre la supervivencia, reencarnación del alma, en diversos mitos, leyendas, fábulas... todos en un lenguaje análogo, pero al final con el mismo anhelo de no querer morir del todo, me viene a la mente las frases: "deja huella en este mundo" o "si quieres transcender ten un hijo, planta un árbol o escribe un libro".

           En efecto, el tema de inmortalidad ha sido materia de profundas reflexiones filosóficas de escuelas que van desde los presocráticos  hasta las actuales, algunos pensadores han aportado datos claros donde afirman la existencia de la inmortalidad, otros la han negado, y otros siguen en su dolorosa búsqueda. Claro ejemplo esta dolorosa búsqueda juega Don Miguel de Unamuno, así lo comenta su biógrafo el filósofo Julián Marías <<Movido por el temor a la nada, a la destrucción de la personalidad, Unamuno se aferra a la esperanza; las razones en favor de la mortalidad no bastan para destruir su esperanza, que se mantiene  firme a pesar de ellas... No quiero morirme, no, no quiero ni quiero quererlo; quiero vivir, vivir yo, ese pobre yo que me soy y me siento ser ahora y aquí, y por eso me tortura el problema de la duración del alma, de la mía propia.

           En palabras más domingueras (sonrío) la mera verdad es que le hombre no quiere morir, piensa que no debe morir, pues su sexto sentido (incluido en hombres y mujeres) le dice que está capacitado para ascender hasta los fines más altos, que los puramente biológicos. Me imagino que en eso pensaba Darwin al dar la teoría de la evolución de las especies, en cuestión del hombre, pues al evolucionar se hace cada vez más perfecto e inmortal.

            Sé que no es fácil concebir que cuando muero no muero, y como diría San Pablo "Las cosas que se ven son temporales y las que no se ven son eternas", pues el hombre posee un alma que lo hace ser inmortal, y es natural que lo dudemos tal y como lo expresó Santo Tomás  en su ver para creer; sin embargo me provoca felicidad mi proyección de vida más allá de la tumba, es decir, que seguiré siendo yo cuando termine mi paso por aquí. Pero entonces ¿Por qué inmortales? Porque tengo la certeza que no fuimos creados para terminar en una estúpida tumba, porque creo que el Ser Supremo me tiene un destino aquí , que soy arcilla que moldea entre sus dedos con un fin altísimo, con un propósito glorioso y eterno, pues soy imagen y semejanza de Él; pues Él ha puesto en nuestro interior el anhelo ante lo efímero, es decir, ha puesto la semilla del AMOR, con el propósito de darle sentido a la vida, buscando lo más grandioso, y así tomando un pensamiento agustiniano, no descansaremos hasta que nuestra alma retorne a la casa del Padre.      

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario