domingo, 6 de marzo de 2011

UN MOMENTO DE ORACIÓN

¡Escúchame! ¡Por favor mírame! ¡Necesito de ti! Sí, necesito de ti, tu atención sobre mí me motiva, el saber que me escuchas me da confianza. No permitas que caiga, el león rugiente me acecha, tengo miedo, por favor voltea tu mirada hacia mí.

Tengo la certeza de que tú existes, que Tú eres y que me amas tanto que haz hecho de mí instrumento tuyo, tócame, dame sabiduría para saber la verdad de lo que hago, dame la seguridad de que lo que hago es grato a tu ojos. Sana mi vida con tu poder, lava mis heridas ocasionadas por la turbulencia de este mundo, enséñame el camino correcto a través de tu palabra. Además concédeme la sabiduría necesaria para descubrir tus maravillas, y así pueda enseñar que todo el que  invoque el Nombre del Señor será salvado. Te ruego que todo el dolor de este mundo que por nuestra causa se ha convertido en un mundo de barbarie, miseria, porquería sea transformado por tu Amor en paz, armonía, felicidad, pero sobre todo que lleguemos a ti llenos de vida y sabedores del amor que Tú nos tienes.

Gracias por escucharme, mirarme, sanarme, concederme, pero gracias porque hoy me has dado la oportunidad de elegir de nuevo mi vida, sin embargo, ahora elijo conociendo que Tú estás conmigo. Gracias por dejar que mis hermanos lean esto, antes de finalizar te digo si tu voluntad es hacer caso omiso a mis palabras lo entenderé pues será prueba contundente de mi ingratitud, mas te ruego y exijo si no me escuchas, miras, sanas... a mí, al  menos hazlo con todos mis lectores. Gracias mil gracias, sin embargo que se haga tu voluntad y no la mía.

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